
A menudo nos encontramos paralizados ante la pregunta: ¿qué puedo hacer
yo, en mi vida diaria, para ayudar al planeta? No es fácil. El cuidado
del medio ambiente es un asunto global, como se ve claramente con el
cambio climático, sin ir más lejos, pero las acciones deben ser locales.
Por otra parte, no sirve de nada que unos traten de llevar una vida
ecológica si otros no lo hacen, sean empresas, Gobiernos o particulares.

El cuidado del medio ambiente no entiende de color político,
ni de clases sociales, ni de países ricos o pobres porque nos afecta a
todos, algo que muchos líderes mundiales, políticos y empresarios se
niegan a ver. Todas las facetas de nuestra vida están relacionadas con
el medio ambiente: desde la alimentación al transporte, pasando por el
uso de la energía o la gestión de los desechos.

Energía

La energía está omnipresente en la vida. Si estás leyendo esto, estás
usando energía para encender la pantalla del ordenador, de la tableta o
del móvil. La energía ha permitido el desarrollo de la humanidad y una
mejor calidad de vida. No se trata de volver a las cavernas y usar el
fuego. Pero no hay duda de que tenemos que usar menos energía y
generarla a partir de fuentes limpias y renovables. La era de los
combustibles fósiles tiene que acabar (de hecho, lo hará queramos o no,
ya que, en algún momento, se acabarán todas las reservas). Cuanto antes y
más rápido hagamos esa transición, mejor. El cambio climático no
permite esperar más.

En la vida diaria, una persona debe responsabilizarse de la energía
que consume. Piensa, en cada acto de tu vida cotidiana, hasta el más
pequeño y anodino, si puedes ahorrar energía: desde apagar la luz de las
habitaciones al salir o apagar los aparatos eléctricos en vez de
dejarlos en standby hasta plantearte si es necesario seguir usando el coche y quemando hidrocarburos.

Contaminación

También muy relacionado con los combustibles fósiles. El humo de los
vehículos contamina las grandes ciudades mientras que las fábricas y las
centrales eléctricas que queman carbón pueden suponer el mayor problema
de un país y hacer su aire literalmente irrespirable, como ocurre en China.
Pero la contaminación no es sólo la polución de las ciudades. También
en los ríos, el mar, los animales que comemos… Todo ello afecta a la
salud humana, provocando enfermedades como el asma y ataques al corazón.
De nuevo las energías limpias son la solución (solar, eólica,
geotermia…). Coger lo imprescindible el coche y no arrojar basura a ríos
y océanos, lo que implica no arrojar por la pila de la cocina aceite
usado, serían acciones imprescindibles.
Alimentos
En el planeta somos más de 7.000 millones de bocas que alimentar. Y
subiendo. El planeta es finito. Así que, lógicamente, no se puede
producir comida hasta el infinito, por mucho que avancen las
tecnologías. Es necesario no desperdiciar la comida y repartirla mejor.
Cada día se tiran toneladas de comida en buen estado a la basura
mientras millones de personas se mueren de hambre.
No se debe desperdiciar ni un gramo de comida. Por otra parte, los
alimentos cultivados de manera ecológica no dañan tanto el medio
ambiente como los cultivos industriales. Si es posible, consume
ecológico y local (traer comida desde muy lejos, contamina). Además,
comerás más sano.
Agua
Si no hay que desperdiciar los alimentos, aún menos el agua, el
recurso más valioso del planeta. Se importa agua embotellada desde miles
de kilómetros de distancia, lo que resulta doblemente dañino para el
medio ambiente: no usar la que está cerca y es potable y la
contaminación que se produce por el traslado. En los países ricos, cada
personas consume cientos de litros al día mientras que en algunos países
pobres ni siquiera tienen acceso.
No se puede desperdiciar ni una gota de agua. Revisa tu grifería para
que no gotee. Además, si es posible, en mejor consumir agua corriente y
no embotellada. Algunas ciudades lo hacen por ley, prohibiendo la
entrada de agua embotellada. También se debe reutilizar el agua de los
sanitarios y recoger el agua de lluvia para regar.
Desechos
La mejor basura es la que no se genera. Cristal, vidrio, plástico,
cartón, papel, desechos que hay que procesar, lo que consume mucha
energía. Hay que reducir el uso de las bolsas de plástico y, en general,
de todos los envases. Se debe reutilizar todo lo que se pueda y, lo que
no, hay que desecharlo en el contenedor apropiado para su correcto
reciclaje.
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